Windows 10 va, poco a poco, cogiendo forma. La última actualización de la preview del sistema, que recoge los cambios presentados por Microsoft durante la pasada semana en el Build 2015, viene cargada con Edge, el nuevo navegador y novedades en el menú de inicio.
Es la nueva perla en la corona para Microsoft y la que será, en el momento del lanzamiento, una de las novedades más interesantes de Windows 10. Es el hara-kiri de Internet Explorer para resurgir cual ave fénix en un navegador que promete ser mejor, más rápido, más compatible con los diversos estándares del mercado y que además trae un par de ases bajo la manga.
¿Es mejor Edge que Internet Explorer? Sí, sin ninguna duda. Siendo justos, las últimas versiones de Explorer funcionaban de manera más que decente y no eran más que una sombra del desastre de las inefables versiones anteriores. Pero el daño, sobre todo a nivel de imagen, ya estaba hecho. Edge se siente con todo como algo “nuevo”, antes que como una simple capa de chapa y pintura, lo cual es interesante porque define en sí toda la experiencia con el navegador.
Dicho de otro modo: no es un Internet Explorer camuflado y con una apariencia nueva. Incluso en el equipo que he utilizado como cobaya de laboratorio para instalar la preview de Windows 10, una pequeña antigualla de 2006, el funcionamiento es fluido. Lo más interesante es sin duda escribir, recortar y editar sobre las páginas webs. Como funcionalidad cumple medianamente, pero aún echo de menos en falta herramientas como el subrayado automático en frases y palabras. Imagino que llegarán en algún momento en próximas versiones.
Edge es aún una sombra de lo que será cuando esté terminado, pero lo que hay en él de momento promete. Será, según afirma Microsoft, ocmpatible con las extensiones de Mozilla Firefox y de Googe. Si lo consigue, siempre con el mismo rendimiento, podrá mirar cara a cara al resto de navegadores, especialmente Firefox.
Ah, y detalle importante, el icono que incorpora no es aún ese engendro extraño que pudimos ver la semana pasada, así que aún hay esperanzas de que Microsoft rectifique.
La aplicación de Xbox no está lista (pero apunta maneras)
Otra de las funcionalidades estrella de Windows 10 será poder jugar en el PC a los juegos de Xbox One en el PC (pero no al revés, que también habría sido interesante). Aunque ya hay algunas demos circulando, la característica todavía no ha sido activada en la última versión del sistema.
Por el momento, la aplicación de Xbox permite hacer lo mismo que Smartglass en iOS y Android o la aplicación de Windows 8 más alguna funcionalidad extra como un control mejorado de notificaciones y la vista de logros tanto propios como de amigos. Se parece más a la propia interfaz de la consola que a la de una aplicación separada.
No hay nada radicalmente distinto hasta que no llegue (por fin) la posibilidad de stremearjuegos de Xbox One pero es un paso importante para la Xbox como plataforma. Las posibilidades de control desde el PC son prácticamente totales.
Vuelve Aero y sus transparencias
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Aero fue una de las señas de identidad con Windows Vista y Windows 7. Transparencias aquí y allá para darle un aire más fresco y renovado al sistema. Si nos atenemos a las sensaciones que generó Vista, no fueron del todo positivas y después de eliminarlas con Windows 8 y Windows 8.1 Microsoft parece haber decidido traerlas de vuelta, aunque sea sólo parcialmente.
Aero, aunque tendrá otro nombre, está presente en el nuevo menú de inicio. No es una transparencia tan agresiva como la de Windows Vista y Windows 8, el cambio es mucho más sutil y más oscuro. Si el detalle gusta, dice Microsoft, llevarán Aero a más rincones del sistema como ventanas y menús.
Camino a la versión final
Windows 10 ha recorrido un gran, gran camino desde la primera preview que pude probar allá por enero hasta ahora. Es de suponer que hasta su lanzamiento en otoño seguirá una trayectoria similar.
Las ideas buenas están ahí, Cortana funciona igual de bien o mejor que en nuestras primeras impresiones y hay guiños y ayudas para el usuario menos avanzado aquí y allá, al contrario de lo que ocurría con Windows 8.
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